China intensifica la censura contra el danmei mientras muchas lectoras lamentan el vacío emocional

«Para Cindy Zhong, como para muchas mujeres chinas, una noche tranquila solía significar acurrucarse a leer una historia apasionada entre dos protagonistas masculinos. Pero ese hábito cambió cuando sus autoras favoritas —y sus relatos— comenzaron a desaparecer de la red.

Lectores y especialistas afirman que el gobierno chino está ejecutando la mayor ofensiva hasta ahora contra el danmei, un género de romances entre hombres escrito mayoritariamente por mujeres heterosexuales y consumido sobre todo por ellas. La campaña ha derivado en interrogatorios, arrestos y la eliminación masiva de contenidos, reduciendo considerablemente el espacio creativo y el disfrute de las fans.

El danmei, conocido internacionalmente como Boys Love, ofrece desde historias delicadas hasta narrativas fuertemente eróticas en las que dos varones encarnan relaciones idealizadas. Investigadoras señalan que su atractivo radica en la posibilidad de imaginar vínculos más igualitarios en una sociedad donde las normas de género siguen siendo conservadoras.

“Muchas mujeres buscan en el danmei una idea de amor puro, especialmente frente a la presión social por casarse y tener hijos”, explica Aiqing Wang, académica de la Universidad de Liverpool especializada en cultura popular china e internet.

Aunque el género nació como una subcultura, en la última década sus novelas han sido adaptadas a exitosas series de televisión, videojuegos, animaciones y ediciones internacionales.

El auge, sin embargo, no pasó desapercibido para las autoridades. Según reportes y testimonios, decenas de escritoras fueron detenidas o acusadas de producir material “obsceno”, un cargo recurrente en controles de contenido en China. Varias escritoras han retirado sus obras, plataformas enteras han cerrado temporalmente y numerosos sitios han eliminado todo material explícito.

“Las lectoras ya no tenemos un espacio seguro y sin censura donde expresar nuestros deseos”, lamenta Zhong, educadora de unos 30 años.

Para muchas autoras, el danmei era también un espacio de libertad creativa. “Mientras escribía sentía que podía construir mi propio mundo”, cuenta Zou Xuan, profesora que redactaba historias como hobby desde hace diez años.

Aunque la homosexualidad no es ilegal en China, los contenidos LGTBQ+ enfrentan desde hace años un rígido control estatal. Pese a estas restricciones, novelas emblemáticas como Heaven Official’s Blessing o Grandmaster of Demonic Cultivation alcanzaron éxitos de ventas y audiencias masivas, incluso fuera del país, aunque muchas adaptaciones suavizaron las relaciones masculinas para pasar la censura.

La escritora Yuan Yimei (Mo Xiang Tong Xiu), autora de estas obras, fue sentenciada en 2020 a tres años de prisión por “operación comercial ilegal”, pese a la enorme popularidad de sus historias. Fue puesta en libertad condicional al año siguiente.

No está claro cuántas creadoras han sido afectadas por la represión. Publicaciones en redes —luego eliminadas— describen detenciones y humillación pública, especialmente en la ciudad de Lanzhou. Las autoridades locales declinaron comentar sobre estos casos.

Incluso fuera de China continental se han sentido repercusiones. Haitang, una reconocida plataforma con sede en Taiwán, cerró temporalmente en junio advirtiendo a las autoras que cumplieran con las leyes de sus zonas de residencia. Cuando volvió a funcionar, lo hizo con muchos menos textos disponibles. Otro sitio importante, Sosad.fun, cerró por completo en abril.

Aunque sigue existiendo contenido danmei, lectoras y expertos coinciden en que las narrativas actuales son mucho más suaves y menos provocadoras. “Lo que queda ya no tiene la misma chispa”, dicen fans veteranas.

Muchas autoras están comenzando a publicar en el extranjero, dejando que sus lectoras introduzcan clandestinamente versiones impresas o digitales a China. Otras seguidoras migran a cómics japoneses o coreanos.

Pero pese al estrechamiento del espacio creativo, especialistas aseguran que el cambio cultural ya está en marcha.

“El despertar de la conciencia femenina y el deseo de leer sin vergüenza lo que quieren leer es irreversible”, afirma Xi Tian, profesora asociada de Estudios del Este Asiático en la Universidad de Bucknell

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